sábado, 16 de marzo de 2019

Bullying a través de Google Docs, por Paula Rodríguez


Intentar comunicarte con tus compañeros en mitad de una clase y sin querer se entere el profesor es  todo un clásico, bien sea pasando un pequeño trozo de papel sin que se enteren o intentando ocultar las ventanas de Messenger en uno de los ordenador de la escuela. 

Hoy en día existen muchísimas herramientas para comunicarte por Internet, y si pasamos cuales utilizan los adolescentes seguramente pensemos en Instagram, WhatsApp o Snapchat. Lo último que se nos ocurriría seria Google Docs. ¿Verdad? Además nunca se nos ocurriría pensar que cuando encontramos a nuestro hijo escribiendo en una pagina de Google Docs podría estar haciendo algo que no fueran los deberes y podríamos pensar ¡Fantástico! ¡Por fin ya está cumpliendo con sus obligaciones! Sin embargo, también es posible que esté en un chat secreto, sin supervisión y a la que solo se puede entrar con invitación. Así se ha dado un nuevo uso para Google Docs: el Bullying. Hay que tener en cuenta que esta plataforma es fácil de usar, y puede manejarse sin supervisión incluso en entornos controlados.

Pero, ¿Cómo lo hacen?

Lo único que necesitan es abrir un documento, invitar a sus amigos a colaborar y listo, ya tienen un espacio privado para hablar, dibujar, compartir enlaces, subir fotos o publicar memes. Google Docs no es un programa que los padres pensarían en bloquear, y además muchos  niños tienen cuentas para realizar trabajos del colegio. Cuando terminan de hablar lo único que tienen que hacer es eliminar el documento y vaciar la carpeta de basura, lo cual elimina el rastro del chat.

El caso que alguien ha tirado de la manta, y ahora sabemos que hay chicos utilizando esta herramienta con acceso restringido para construirse su propia sala de chat.

La autora Ijeoma Oluo comentaba en twitter que  su hijo, al no tener permitido usar las redes sociales, había creado un Google Docs para poder chatear con su amigos, Según ella era una solución “nerdy” y adorable. Muchos padres se unieron a la conversación comentando sus propios casos: “Mis hijos han aprendido a escribir sus textos de colores distintos para saber quién dice que” “Mi hija se pasa el 90% de su tiempo en Internet en Google Docs compartiendo gifs de unicornios”.



Todo cobra color cuando aparecen datos como los de la aplicación de control parental Bark, que asegura haber descubierto más de 60,000 casos de chicos cometiendo abusos en Google Docs. Lo han descubierto con una IA de rastreo que buscaba términos concretos, o determinadas conductas, y que han destapado multitud de casos de acoso. 

Para los padres, es un asunto complicado. Los niños siempre encontrarán una forma de conectar. Es posible que algunos padres vean esto como la versión moderna de pasar cuadernos secretos en los pasillos del colegio, un último ejemplo del ingenio de los jóvenes. Los profesores pueden obligar a los alumnos a usar aplicaciones como LibreOffice, pero es muy difícil ponerle puertas al campo y estar controlándolo todo el tiempo. Si los alumnos están utilizando un equipo conectado a Internet y quieren comunicarse con sus compañeros encontrarán una manera, más o menos ortodoxa, para acabar haciéndolo.

Paula Rodríguez 4ºC

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